Violencia obstétrica: qué es, síntomas y dónde pedir ayuda

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La violencia obstétrica es una forma de maltrato que ocurre durante el embarazo, parto o posparto, en la que las mujeres son sometidas a prácticas humillantes, deshumanizantes o negligentes por parte del personal de salud. Este tipo de violencia puede afectar tanto la salud física como emocional de la madre y del recién nacido, generando consecuencias a corto y largo plazo. Reconocerla es el primer paso para prevenirla y garantizar un trato digno y respetuoso en los servicios de salud.

¿Qué es la violencia obstétrica?

La violencia obstétrica engloba actos por parte de profesionales de salud que controlan o deshumanizan a las mujeres durante el embarazo, parto o posparto. Incluye procedimientos médicos sin consentimiento, negligencia, trato irrespetuoso y prácticas innecesarias.

Socialmente, representa una violación a los derechos reproductivos y un impedimento para una atención digna. Sus causas se encuentran en dinámicas de poder basadas en estereotipos de género, generando complicaciones físicas y psicológicas que afectan a las mujeres y sus familias.

Síntomas

La violencia obstétrica se manifiesta mediante síntomas físicos y psicológicos recurrentes en mujeres que tuvieron experiencias negativas durante el parto, como lo observado en un estudio con mujeres puertorriqueñas1. Entre los síntomas destacan:

  • Trato deshumanizado: Falta de comunicación y respeto por parte del personal de salud.
  • Negligencia en el cuidado: Ignorar preocupaciones o no brindar atención médica suficiente.
  • Procedimientos no consentidos: Realización de episiotomías o cesáreas innecesarias sin autorización.
  • Restricciones al acompañamiento: Negación del derecho de la mujer de tener a una persona de apoyo.
  • Imposición de posiciones incómodas: No permitir que la mujer elija posturas favorables durante el parto.

Estas experiencias aumentan significativamente el riesgo de desarrollar trastornos psicológicos como estrés postraumático.

Tipos de violencia obstétrica

Existen diferentes categorías en la violencia obstétrica, clasificadas según la forma en que se ejercen sobre la mujer y sus derechos durante el parto:

  • Violencia física: Prácticas innecesarias o excesivas como episiotomías no indicadas, cesáreas injustificadas o maniobras agresivas (por ejemplo, la maniobra de Kristeller). Un estudio en Brasil demuestra su alta prevalencia y vinculación con la depresión posparto.
  • Violencia psicológica: Incluye insultos, infantilización, trato humillante y deshumanizante. Frecuente en contextos de discriminación y abuso institucional, especialmente evidenciado en América Latina.
  • Violencia institucional: Decisiones médicas sin el consentimiento informado ni la debida información a las pacientes sobre procedimientos. Estudios en Chile reflejan que muchas mujeres desconocen las intervenciones aplicadas durante sus partos.

Estas prácticas representan graves violaciones a los derechos sexuales y reproductivos.

Causas

Las causas de la violencia obstétrica suelen estar relacionadas con factores estructurales y culturales dentro de los sistemas de salud. Entre las principales causas se encuentran:

  • Falta de capacitación en humanización del parto.
  • Normalización de prácticas médicas invasivas o innecesarias.
  • Sobrecarga de trabajo y falta de recursos en hospitales.
  • Desigualdad de género y discriminación social.
  • Falta de protocolos claros sobre atención respetuosa.

Estas causas reflejan la necesidad de reformar los sistemas de atención médica, promoviendo prácticas más empáticas y centradas en el bienestar de la mujer.

Diagnóstico

El diagnóstico de violencia obstétrica no es exclusivamente médico, ya que implica también un análisis legal y psicológico. Generalmente, los siguientes profesionales y entidades pueden identificar y ayudar a validar estos casos:

  • Organizaciones no gubernamentales especializadas en violencia de género.
  • Personal médico especializado en salud mental o ginecología.
  • Psicólogos clínicos para evaluar el impacto emocional.
  • Instituciones de derechos humanos y defensorías de la mujer.

¿Dónde encontrar ayuda?

Si has vivido una experiencia de violencia obstétrica, es importante saber que no estás sola y que existen instituciones que pueden brindarte apoyo. A continuación, te menciono algunas de las que se encuentran en México.

  • Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES).
  • Comisiones de Derechos Humanos locales y nacionales.
  • Organizaciones civiles especializadas en derechos reproductivos.
  • Centros de atención a víctimas de violencia de género.
  • Asesoría legal gratuita en dependencias gubernamentales.
  • CONAMED

Buscar ayuda te permitirá obtener orientación legal, apoyo emocional y tomar acciones para evitar que más mujeres pasen por la misma situación.

Tratamientos recomendados

Superar las secuelas de la violencia obstétrica requiere un enfoque integral que atienda tanto las consecuencias físicas como emocionales.
Algunas de las alternativas recomendadas son:

  • Atención psicológica especializada en trauma y violencia de género.
  • Terapias de acompañamiento emocional durante el posparto.
  • Rehabilitación médica en caso de secuelas físicas.
  • Asesoría legal para iniciar procesos de denuncia, si así se desea.
  • Grupos de apoyo con otras mujeres que hayan vivido experiencias similares.

El tratamiento debe enfocarse en la recuperación integral de la mujer, promoviendo su bienestar emocional, físico y social, y garantizando que recupere la confianza en los servicios de salud.

¿Cómo tratar la violencia obstétrica?

Para abordar la violencia obstétrica son esenciales políticas públicas efectivas en educación, formación profesional y protocolos institucionales claros. Un estudio peruano destacó la importancia de estas estrategias para garantizar los derechos reproductivos. Se recomienda especialmente:

  • Educación integral: Incorporar formación sobre género, derechos sexuales y reproductivos en programas universitarios de ciencias de la salud.
  • Capacitación continua: Brindar entrenamientos frecuentes en trato humano y respetuoso a los profesionales sanitarios.
  • Protocolos de denuncia accesibles: Facilitar a las víctimas canales efectivos y seguros para reportar incidentes, como ocurre con organismos en Perú.
  • Investigación constante: Promover investigación aplicada y continua para evaluar prácticas actuales y sugerir mejoras.

Un referente en estos aspectos es el Manual de Buenas Prácticas en Ecuador, orientado a prevenir prácticas de violencia y asegurar la transparencia de procedimientos.

Consecuencias de la violencia obstétrica

El impacto de la violencia obstétrica puede ser severo y persistente, afectando tanto la salud física como la psicológica. Estudios han identificado claramente estos efectos:

  • Consecuencias físicas: Incluyen desgarros vaginales, incontinencia fecal, fístulas recto-vaginales, complicaciones en lactancia y mayor morbilidad materna y neonatal, afectando negativamente la recuperación posparto.
  • Consecuencias psicológicas: Trastornos de estrés postraumático (TEPT), depresión posparto y dificultades en el vínculo madre-hijo.

Una investigación cualitativa reciente en Quito subrayó que esta violencia tiene consecuencias profundas y prolongadas, extendiéndose al ámbito familiar y social.

La importancia de la terapia psicológica

La terapia psicológica es fundamental para promover la recuperación integral de mujeres afectadas por violencia obstétrica. Permite procesar experiencias traumáticas en un ambiente seguro, validar emociones y reconstruir la autoestima.

Esto brinda herramientas claves para afrontar las consecuencias emocionales como estrés postraumático o depresión posparto, ayudando a reparar la relación madre-hijo y mejorando la calidad de vida de la familia a largo plazo.

Enfrentar la violencia obstétrica es un proceso difícil, pero es importante recordar que no estás sola y que mereces un trato digno y respetuoso en todo momento. Reconocer lo que has vivido es el primer paso para sanar y abrir la puerta a un proceso de recuperación integral. Existen recursos y profesionales dispuestos a acompañarte, ayudarte a sanar tus heridas emocionales y a defender tus derechos. Tu bienestar y el de tu familia son lo más importante; mereces recibir la atención y el apoyo que necesitas para vivir esta etapa de tu vida con tranquilidad y confianza.

Este contenido es informativo y ha sido revisado por nuestro equipo clínico. Ten en cuenta que no sustituye las recomendaciones personalizadas que un psicólogo puede darte en consulta. Si sientes que necesitas apoyo psicológico, no dudes en buscar ayuda. Aquí puedes encontrar psicólogos acreditados que están listos para ayudarte.

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